

Este puente de la década de 1890 y lo que más llama la atención es que no tiene el funcionamiento normal de este tipo de estructuras, sino que para cruzar de un lado a otro es necesario subir a un transbordador especial, especialmente diseñado para trasladar tanto a vehículos como a pasajeros. Además, cuenta con una pasarela peatonal en la parte superior que permite cruzar caminando.
El diseño fue revolucionario a final del siglo XIX y aun sigue generando admiración, ya que no son muchos los puentes que funcionan de este modo en el mundo. El transbordador para cruzar de un lado a otro se mueve mediante largos cables que sostienen el peso equilibradamente sobre el cauce de la ría de Bilbao.
Si bien el nombre oficial (y más reconocido) de esta estructura sea Puente de Vizcaya, con el paso de los años ha sido bautizado de diferentes maneras por los habitantes de la región. Es muy común que se refieran a él como Puente Guecho, Portugalete, Colgante, de Bilbao o Palacio, en honor al ingeniero Alberto Palacio, encargado de llevar adelante su construcción.
La verdad que el puente le brinda un aspecto muy pintoresco a la región vasca y merece una visita. Además, hay que destacar que cada año el número de turistas que se acercan a ver el funcionamiento del transbordador es mayor, por lo cual se han instalado muchos hoteles de precios económicos en la zona.
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