Las Catacumbas de los Capuchinos en Palermo

Sicilia es uno de los destinos más atractivos que podemos encontrar en toda Europa. Y es que pocos lugares pueden presumir de contar con una historia tan rica gracias a las numerosas civilizaciones que han pasado por sus tierras: griegos, romanos, árabes, normandos, aragoneses... cada una de ella ha dejado su propia huella, conformando una cultura profunda y vivaz.

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adm834ha
lunes, 4 febrero, 2013
Catacombe dei cappuccini

La mayor isla del mar Mediterráneo cuenta con todo lo necesario que puede soñar un viajero para vivir una experiencia única: cultura, arte, un viaje a la historia o playas increíbles, entre otros muchos atractivos. Sin duda, una tierra que sorprende a todo el que decide recorrerla.

Además de los principales atractivos, su capital, Palermo, esconde numerosos tesoros y secretos, algunos de los cuales se encuentran debajo del suelo. Es el caso de las Catacumbas de los Capuccinos ("Catacombe dei cappuccini"), una visita obligada para todos los amantes de los los lugares tenebrosos, curiosos y el morbo. Uno de esos sitios que perfectamente podría aparecer en nuestro especial de los destinos más terroríficos del mundo.

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Situadas a las afueras de Palermo, alberga en su interior más de 8.000 cadáveres, algunos de los cuales en un estado de conservación muy bueno. Mención especial para el cuerpo de Rosalía Lombardo, una niña de dos años que prácticamente no tiene ningún deterioro en su cuerpo, de ahí que parezca incluso una pequeña dormida.

Este escalofriante lugar data del año 1599, cuando se enterró por primera vez al Hermano Silvestro de Gubio, un monje que era considerado prácticamente un santo. Las excelentes condiciones de temperatura y humedad permitían una gran conservación de los cuerpos, por lo que poco a poco se convirtió en una tradición local depositar aquí el cuerpo de las personas fallecidas, sobre todo en el caso de las más notorias de la época. Las personas incluso dejaban reflejado en su testamento cómo querían que les embalsamarán, la posición del cuerpo y sus ropas. Esta tradición continúo hasta la segunda década del siglo XX.

Esta galería de la muerte se divide por filas clasificadas por monjes, mujeres, hombres, niños, profesionales importantes. Nada más bajar unas escaleras para entrar en las catacumbas iremos notando una gran humedad, y ya en su interior descubriremos este macabro lugar repleto de cuerpos momificados que despertará nuestra curiosidad y, al mismo tiempo, nos hará reflexionar sobre la muerte.

Se pueden visitar por la mañana y por la tarde y cabe la posibilidad de que seamos guiados por un experto que nos contará toda la historia sobre el lugar y sus "huéspedes" y nos resolverá cualquier duda.

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