El aire que se respira es tan limpio que da la sensación de estar depurándonos con cada inspiración. Es un largo camino el llegar allí, más aún para llegar a
isla de Skye, pero una vez ponemos el pie en aquel lugar sabemos que
ha merecido la pena.
Qué ver en Fairy Glen
Si vas a Fairy Glen has de saber que el
paseo a la Piscina de las Hadas utiliza la misma ruta tanto de ida como de vuelta, dos kilómetros y medio llenos de magia.
La Piscina de las Hadas nos sobrecogerá.
El acantilado de Kilt Rock es un paraje único a orillas del océano donde podemos observar diversas variedades de aves, focas, ciervos rojos, delfines, ballenas… Por el acantilado desciende fogosa
la Cascada de Mealt, agua dulce que cae desde 55 metros para ahogarse en el Atlántico. Y esta es solo una de las
maravillas de Skye, las montañas, los arcos naturales, la forma de los ríos… todo guarda un extraño sentido, pareciendo dibujado por algún poeta o fabulista que coloca a las Hadas como las protagonistas de sus relatos, y al Valle como el hogar donde viven y se ocultan del mundo.
El Range Cuillin es otro de los atractivos de esta zona, especialmente para los más enamorados de la naturaleza y el senderismo y el montañismo. Se trata de una cadena montañosa a la que por lo general podremos acceder sin problemas, pero algunas áreas requieren de mayor experiencia. No hace falta atravesar toda la sierra, podemos enfocar nuestro ascenso en uno de los picos y admirar desde allí el maravilloso paisaje.
El pueblo más cercano al Valle y las Piscinas de las Hadas es Carbost, muy turístico en la época veraniega. Si decidimos visitar el Valle de las Hadas es mejor asegurarnos, en la medida de lo posible, del que el tiempo nos va a acompañar un poco. Nadie quiere que una espesa niebla le estropee sus fotos y recuerdos.
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