Uno de los destinos favoritos a la hora de cruzar el charco en verano es sin duda Brasil. En la emblemática ciudad de Río de Janeiro, existe una gran variedad de playas dignas de mención. Hoy en Cosas de Viajes hacemos un recorrido virtual por algunas de las más importantes.
Ipanema: Es, sin duda, un famoso punto de encuentro de Río de Janeiro y una de las playas más renombradas de la ciudad. Tiene canchas de fútbol y voleibol, equipamientos de gimnasia. Es escenario de acontecimientos como el Campeonato Mundial de Voleibol de Playa.
Copacabana: ¿Quién no ha oído hablar de Copacabana? Repleta de bares y música, es la más buscada a última hora de la tarde para tomar una cerveza. Se extiende desde la Avenida Princesa Isabel hasta el fuerte de Copacabana. Es en esta playa donde acontece una de las más famosas fiestas de Carnaval del Mundo, con espectáculos pirotécnicos y shows musicales gratuitos.
Leblon: Es una playa tranquila, que posee una buena estructura para la práctica de cualquier deporte; además cuenta con una pista para bicicletas. Tiene 1,3 km de extensión y esta separada de Ipanema por el Jardín de Alá; un canal que une el Lago Rodrigo de Freitas con el mar.
Prainha: como su propio nombre indica, se trata de una pequeña playa que se caracteriza por sus fuertes olas, por lo que se trata de una de las más visitadas por los amantes del surf.
Arpoador: Está situada entre el Fuerte de Copacabana y la calle Francisco Otaviano con la Avenida Vieira Souto. Es famosa por la piedra que invade el mar separando la Playa de Copacabana y del Diabo, de las playas de Ipanema y de Leblon. Desde allí arriba se pueden contemplar las vistas más bonitas de Río.
Do Pepino: Es la “pista” de aterrizaje de los Ala Deltas que despegan desde la Pedra da Gávea.
Barra da Guaratiba: Ideal para los amantes del senderismo, pues de ella salen sendas que conducen a playas desiertas como las del Inferno, el Perigoso y del Meio. Se ofrecen caminatas guiadas.
Da Barra da Tijuca: Una de las más largas, pero poco recomendable para los baños tranquilos por su fuerte oleaje. Por otro lado, está plagada de surfistas deseosos de sus inmensas olas.
