La isla de Formentera, lugar paradisíaco dentro de la frontera española, ofrece una amplia oferta turística con el atractivo de su paisaje y situación, que hacen de ella un marco incomparable para disfrutar de unas relajadas vacaciones.
La gente que suele viajar a Formentra lo hace buscando la tranquilidad y quietud que caracteriza a la isla. Lugar de referencia en los 60 y 70, aún hoy conserva al sabor hippy de antaño y, por sus reducidas dimensiones que apenas alcanzan los 14 kilómetros cuadrados, permite un retiro a todos los niveles. No hace falta irse hasta el Caribe para disfrutar de blanca arena y playas de agua cristalina, a menos de 2 kilómetros de Ibiza (Islas Baleares) se encuentra este emplazamiento único en su especie, por la poca explotación humana que tiene. Sus paisajes están prácticamente intactos desde hace décadas y la mejor forma de contribuir a su conservación es recorrer cada recoveco de la isla en una bicicleta alquilada.
La presencia humana apenas se hace palpable en los menos de diez municipios que componen su mapa político. En cada extremo de la isla se alza impasible un faro al borde del acantilado: Es Cap de Babaria (escenario de la película Lucía y el Sexo de Bigas Luna) y La Mola. Sus gentes se dedican a la artesanía y los mercados diarios que se organizan en los pueblos son dignos de visitar. Así como sus playas más importantes, la mayoría nudistas, Platja de Mitjorn y Cala Sahona. Además conserva el encanto del tener que acceder a ella por mar, pues por sus dimensiones no cuenta con ningún otro tipo de transporte que no sea el ferry que la une con Ibiza a diario.
Alquilar un coche en Formentera es una buena opción pues te ofrecerá libertad más que suficiente para poderte desplazar por toda la isla a tu ritmo
Quienes la han visitado coinciden en que se trata de un lugar como quedan pocos, y que en cuanto sea posible regresarán.
