- Por supuesto, Ginebra, la gran ciudad que se encunetra en la orilla sur del lago es un punto clave: es sede de muchas organizaciones internacionales, y una ciudad en la que sus relojerías y antiguas librerías le han valido una importante fama en toda Europa. La Catedral de Saint Pierre y el Museo de Arte e Hisoria son algunos de los lugares que no hay de jar de visitar.
- Más adelante encontraremos La Côté, una zona extensísima en la que hay gran cantidad de viñas y, cómo no, de bodegas. Después de esta, destaca Lausana, que tiene una larga historia a sus espaldas, ya que su fundación data de la época romana, del siglo IV (no dejes de ver el Museo de Arte romano). La Vielle Ville y el casco antiguo guardan joyas de la arquitectura, como la catedral gótica.
- Después, visita Montreux, un lugar que es tradicionalmente turístico desde el siglo XIX, y en él podrás disfrutar de gran cantidad de edificios estilo belle epoque. Cerca de aquí está el Castillo de Chillon, del siglo XII y que guarda otro interesante atractivo: en una de sus mazmorras escribió Lord Byron uno de sus más conocidos poemas. Y para los amantes de los castillos, Aigle, uno de los que están mejor conservados en toda la región.
- Por último, llegaremos a las minas de Bex, un yacimiento minero compuesto por unos 50 kilómetros de galerías que se empezó a explotar en 1684 y que hoy en día se puede visitar de forma guiada.
Desde el blog de viajes, te contamos algunos de los puntos más interesantes en los que merece la pena que hagas una parada: