Se trata por lo tanto de un cuerpo que tiene unos cinco siglos de vida, pero en el que las funciones y la organización no han cambiado demasiado. En total, este ejército (el más pequeño del mundo, adecuado a este Estado, que es también el más pequeño del mundo) cuenta con unos 100 soldados.
Su lema es "Honor y Fidelidad", y se dedican día tras día a velar por la seguridad del Estado Vaticano y de su cabeza visible, el Sumo Pontífice.
Para llegar a ser miembro de la Guardia Suiza, las cosas no son tan sencillas. Cada seis de mayo se reclutan soldados, que deben ser ciudadanos suizos, solteros, católicos, de entre 19 y 30 años, con una altura mínima de 1,74 metros y además, tienen que haber pasado por la escuela militar suiza.
Una vez admitidos, se les entrena en el uso de diferentes armas, entre ellas, la que lucen durante las guardias: la alabarda, un arma que tiene su origen en la Edad Media. Pero si hay algo que los distingue, es su uniforme a rayas amarillas, rojas y azules y su peculiar casco.
De momento, solo admiten hombres, aunque quizá si viajas al Vaticano dentro de algunos años, puedas ver a alguna mujer entre sus filas.
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