El Vaticano es un Estado (de hecho tiene su propia moneda) y como tal, cuenta con su propia fuerza de seguridad. Esta es la misión de la Guardia Suiza, un cuerpo militar que es responsable de la protección del Papa, labor que se le encomendó en 1506, incluso antes de que se fundara el Estado Vaticano. Se trata por lo tanto de un cuerpo que tiene unos cinco siglos de vida, pero en el que las funciones y la organización no han cambiado demasiado. En total, este ejército (el más pequeño del mundo, adecuado a este Estado, que es también el más pequeño del mundo) cuenta con unos 100 soldados. Su lema es "Honor y Fidelidad", y se dedican día tras día a velar por la seguridad del Estado Vaticano y de su cabeza visible, el Sumo Pontífice. Para llegar a ser miembro de la Guardia Suiza, las cosas no son tan sencillas. Cada seis de mayo se reclutan soldados, que deben ser ciudadanos suizos, solteros, católicos, de entre 19 y 30 años, con una altura mínima de 1,74 metros y además, tienen que haber pasado por la escuela militar suiza. Una vez admitidos, se les entrena en el uso de diferentes armas, entre ellas, la que lucen durante las guardias: la alabarda, un arma que tiene su origen en la Edad Media. Pero si hay algo que los distingue, es su uniforme a rayas amarillas, rojas y azules y su peculiar casco. De momento, solo admiten hombres, aunque quizá si viajas al Vaticano dentro de algunos años, puedas ver a alguna mujer entre sus filas. Imagen de Josealoly sujeta a Licencia CC