¿Qué necesitamos para prepararles?
- Dos tazas de harina de trigo.
- Cinco cucharadas de mantequilla.
- Un huevo.
- Media cucharada de sal.
- Dos cucharadas de azúcar.
- Cinco cucharadas de agua más bien fría.
- ½ kilogramo de queso blanco no muy curado.
- Aceite de maíz.
- Papel absorbente.
- Un rodillo
Una vez tengamos todos los ingredientes a mano y contemos con los utensilios necesarios, lo primero que debemos hacer es verter la harina sobre una superficie dura, formando un círculo. Mezclamos el huevo con la mantequilla y lo depositamos en el centro de la circunferencia de harina.
Mezclamos el agua con la sal y el azúcar. Vamos añadiendo poco a poco el agua mezclada con la sal y el azúcar al círculo de harina, amasamos bien todo hasta que nos quede una masa de textura suave. Formamos una bola con la masa, y luego la extendemos otra vez sobre la superficie dura para aplanarla (sabrás que la masa está lista para aplanarla cuando no se pegue a los dedos ni a la superficie) con el rodillo.
Una vez tenemos la masa aplastada, la cortamos en tiras de 15 centímetros de largo por aproximadamente 1,5 de ancho y medio centímetro de grosor, o si lo prefieres puedes cortarla en cuadrados de siete centímetros de lado.
Cortamos el queso en tiras de cinco centímetros de largo por uno de ancho y uno de grosor. Enrollamos las tiras en las cintas o en los cuadrados. Si elegiste hacer cuadrados, coloca el queso en diagonal y siempre asegúrate de que la masa cubre bien el queso, si no fuese así este se saldrá al cocinarlo.
Freímos los tequeños en aceite de maíz a fuego no muy fuerte hasta que queden doraditos. Cuando les vayas a retirar de la sartén deposítalos en el papel absorbente para retirar el exceso de grasa, tus arterias te lo agradecerán.
Imagen sujeta a licencia CC de gamene
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