Los viajeros empezaron a utilizarla hace miles de años, en el sigo II a.C, y se siguió utilizando durante más de 1500 años, hasta que el comercio marítimo la fue dejando apartada. Sin embargo, fue testigo del transporte de gran cantidad de riquezas. La Ruta de la Seda fue también una forma de propagación de cambios, y algunos de los descubrimientos más novedosos hace siglos llegaron a Europa a través de ella, como la pólvora. En la actualidad, se puede iniciar desde Beijing, y es un viaje realmente inolvidable. Volver a recorrer desde allí el tramo chino que recorrieron otros cientos de años antes es una experiencia inolvidables. En esta parte de la ruta podemos encontrar importantes yacimientos arqueológicos. El de X'ian es un ejemplo de ellos, igual que el de Dunhuang, cerca del que podemos encontrar impactantes frescos y algunas obras escultóricas de gran valor histórico y artístico. La ciudad oasis de Kashgar, en la que destaca su mercado lleno de vida y color de los domingos, Samarkanda (una de las ciudades más legendarias de Oriente, sobre la que han corrido ríos de tinta) y Bukhara, son otros de los puntos más destacables de la Ruta de la Seda. Lo cierto es que recorrer la Ruta de la Seda es un viaje realmente impresionante. Existen compañías que organizan itinerarios de larga duración, en torno a las dos semanas. Y es que para conocer estas maravillas hace falta tiempo. Qué menos, para un lugar que lleva siglos contemplando las más hermosas riquezas. Imagen de Gusjer sujeta a Licencia CC