

El Somontano, en Huesca, es otra de las zonas en las que puedes disfrutar de todo esto. La zona del Somontano lleva produciendo vino desde hace muchísimo tiempo, aunque en realidad no fue hasta el siglo XIX cuando se empezaron a explotar realmente todas las posibilidades del mismo.
Lalanne es una de las primeras bodegas que se estableció en la zona y que merece la pena visitar. Se encuentra en Barbastro, y está aquí desde 1884, y ya es la sexta generación que se dedica al vino. Una sala con barricas, las estancias en las que puedes ver reposar los reservas, dos barriles que hablan de su historia, ya que son los únicos que sobrevivieron a la guerra civil... son algunas de la cosas que podrás encontrar en esta bodega.
Bastante cerca de aquí pudes encontrar Viñas del Vero, que es la más grande la región (no en vano tiene 1100 hectáreas de viñedos) y una de las más conocidas (cualquiera que haya probado el vino de Viñas del Vero entenderá por qué)
En Enate, se puede hacer una visita a las instalaciones, en las que todos los rincones nos hablan de arte, de hecho, merece la pena hacer una visita a la sala de exposiciones, en la que puedes encontrar más de 180 obras de importantísimos autorres, entre los que se encuentran, por ejemplo, Tapies o Chillida.
Laus es otra bodega de principios de siglo, que es algo más que una bodega tradicional, como demuestran sus planes de futuro: un hotel y unn wine spa.
Pero lo cierto es que estas bodegas son solo algunos de los puntos más destacados de esta interesante ruta, en la que tienes mucho más por conocer.
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