Ibiza es uno de los destinos estrella de las islas Baleares. Pero aunque muchos lo asocian a fiesta y diversión nocturna, Ibiza tiene muchas más cosas para ofrecerte. La verdad es que es una isla realmente preciosa, en la que puedes descubrir rincones que seguro que te van a encantar. Una vez en Ibiza, merece la pena visitar Dalt Vila, el casco antiguo de la capital, al que se accede a través del Portal de Ses Taules, con puente levadizo, en el que se instaló el primer mercadillo hippy en la década de los 60. Una de las rutas que se puede hacer desde aquí es la Ruta de los Baluartes, recorriendo los muros renacentistas de la Almudaina. Cerca de la Catedral hay algunos museos que merece la pena visitar: el museo Arqueológico, el Museo Diocesano y el Museo de Arte Contemporáneo. Si te gusta la historia, no dejes de acercarte al Madina Yubisa, un centro de interpretación en el que podrás descubrir cómo era Ibiza durante la dominación musulmana. La Marina es el barrio antiguo de pescadores, un lugar ideal para dar una vuelta entre boutiques de diseño. Ya fuera de la capital, la zona norte de la isla, destacan algunas visitas, como Sant Rafael de sa Creu, Zona de Interés Artesanal, donde podrás ver el trabajo de excelentes alfareros; Sant Miquel de Balansat, con una iglesia fortificada del siglo XVI o la Balàfia, la única población de origen morisco de la isla. Pero por supuesto, no nos podemos marchar de Ibiza sin disfrutar de sus playas. Si quieres movimiento y mezclarte con los turistas, lo mejor es acudir a la Platja d'en Bossa y la de Ses Salines, rodeadas por muchos hoteles y restaurantes y siempre llenas de gente. Las calas están menos llenas, claro que el acceso es más complicado y la arena más pedregosa. Aun con todo, merece la pena acercarse a alguna como Cala Llentrisca, Cala Carbó o Cala d'en Serra. Y si te gusta el nudismo, Es Cavallet, las Platges des Compte y Punta Galera. Foto de Philip Larson