

Una vez allí, aprovechar el viaje pare recorrer algunas de estas zonas es una buena opción.
Para los amantes de las flores y los tulipanes, el destino perfecto es Keukenhof. En primavera, los tulipanes se adueñan de toda Holanda. No hay lugar a dudas: el tulipán tiene un protagonismo absoluto en Holanda. De hecho, a principios del siglo XVII, los precios que se podían pagar por los bulbos de los tulipanes eran tan desorbitados que se podían comparar casi al de las viviendas.
En el Jardín Botánico se cultivaban estas flores, en torno a las que se movía gran cantidad de dinero y generó grandes fortunas. Sin embargo, con el paso del tiempo los precios se fueron estabilizando. Actualmente, merece la pena visitar una subasta en Aasmleer, en la que se trabaja con gran cantidad de flores.
Como decíamos, quienes disfrutan con las flores no se pueden marchar de Holanda sin visitar Keukenhof, a ser posible en primavera. Este parque, de más de 32 hectáreas, se ha llamado también el Jardín de Europa, y viéndolo, no es de extrañar. Se encuentra exactamente entre Lisse e Hillegom. En la época en que florecen los bulbos, se llena de interminables filas de tulipanes y flores de distintos tipos: narcisos, jacintos... Muchísimas flores diferentes que, juntas, crean unos contrastes cromáticos realmente impresionantes.
Pasear por esta zona a pie, o incluso en bicicleta, es una sensación única y realmente inolvidable. Todo esto convierte la zona en un lugar ideal para los amantes de la fotografía.
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