Guía de viajes de Zestoa, Guipúzcoa

3 septiembre 2009 | Por mariad

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La centenaria villa de Zestoa es uno de los lugares que merece la pena conocer, un lugar que en el siglo XIX empezó a recibir las visitas de nobles de todas las partes del país, que acudían buscando las aguas de los manantiales de Cestona, que según se rumoreaba, tenían propiedades curativas. El perro del marqués de San Illán tiene mucho que ver con esta historia. Según la tradición popular, se curó de una enfermedad de la piel que padecía gracias a que bebía de estas aguas. Poco a poco, los nobles y las personas ikustres que se acercaban hasta la zona hicieron necesario su crecimiento. Por eso, se contruyeron muchos hoteles. De todos ellos, hoy hay algunos abandonados, lo que unido al paisaje, le da un aire melancólico a esta zona perfecto para las personas sensibles que disfrutan de la naturaleza y los paisajes. El balneario de Cestona tiene una entrada ajardinada, unas rejas altísimas y un enorme vestíbulo, que nos recuerda un pasado en el que la élite que lo visitaba no se conformaba con menos. Su Gran Salón era el espacio ideal para los grandes bailes que tenían lugar en el balneario y de los que tanto disfrutaban en la época, y no le falta detalle: espejos, una lámpara de lágrimas, un balconcito para la orquesta... Pero además había un Salón Árabe en el que se daban cenas y los clientes disfrutaban de todo tipo de lujos. Hoy todavía podemos recordar ese esplendoroso pasado gracias a la galería de fotos antiguas que hay en el balneario, que sigue funcionando con muy buenos profesionales a pleno rendimiento. Desde luego es un destino muy recomendable para un fin de semana: baños de arcilla, programas de masaje... El lugar perfecto para relajarse. Imagen: Wikimedia

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