

La Selva, el Baix Empordà y el Alt Empordà son las tres comarcas por cuyo litoral se extiende la Costa Brava. Se trata de una zona en la que además de playas y calas muy bonitas, hay gran cantidad de pueblecitos que merece la pena conocer. Por ejemplo, Blanes, donde destacan los jardines botánicos Marimurtra, en los que se pueden encontrar unas 4000 especies diferentes, originarias de los cinco continentes.
Pasando por Lloret de Mar, llegaremos a Tossa de Mar, un lugar en el que merece la pena hacer una parada. Se trata de la única ciudad costera amurallada que en la actualidad podemos encontrar en Cataluña. Tras su muralla, un sin fin de callejuelas que merece la pena recorrer, hasta llegar al viejo faro, en la parte superior.


Otro de los puntos en los que hay que detenerse es Sant Felíu de Guíxols, con un monasterio benedictino impresionante y unas vistas excelentes.
Algunas de las mejores calas de la zona son las de Llafranc y Tamariu, además de las de Calella, un lugar que en verano ofrece conciertos de havaneres, que son antiguas canciones marineras. Llegando a la costa altoampurdanesa encontraremos la Bahía de Roses, que se extiende hasta el Cabo de Creus, otro de los lugares que hay que visitar. Cerca de aquí está el interesantísimo yacimiento arqueológico de Empúries, el núcleo medieval de Castellò d'Empúries y la urbanización Empuriabrava, en la que hay 30 kilómetros de canales que son navegables.
El Cabo de Creus es además un parque natural, y se trata sin duda de uno de los lugares más indómitos de toda la Costa Brava. Cadaqués, una auténtica joya, es uno de los lugares más conocidos, y en esta zona destacan los paisajes y las calas a las que muchas veces solo se puede llegar por vía marítima.
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