

- Su fauna y flora autóctona, algo para conservar: Canguros, cocodrilos -sí, como en la película-, ranas venenosas, dingos, tiburones, serpientes... Por este motivo cuidan con especial entención cada turista que entra por la aduana. Introducir cualquier especie foránea puede desequilibrar su ecosistema y, al fin y al cabo, aquello es una isla "muy isla". Te revisan todo con minuciosidad, hasta las botas, por si en la suela hay tierra con alguna semilla extraña.
- No hace falta visado, somos "país amigo". Con unos formularios que se rellenan online es suficiente, lo que te ahorra mucho papeleo.
- Prepara bien la maleta. Australia es tierra de desiertos, pero también de grandes playas, de bosques húmedos o montañas nevadas. Si vas a viajar hasta tan lejos no va a ser para quedarte en el hotel, así que lo mejor es que vayas dispuesto a todo, además, es fácil, porque allí mismo se organizan viajes y excursiones que puedes contratar in-situ, mucho mejor que llevarlo todo cerrado desde tu casa ya que puedes tener más ofertas, más baratas y que se adapten mejor a tus planes y ganas.
- La moneda es el dólar australiano, pero puedes pagar con las tarjetas de crédito más comunes como American Express, Visa o Mastercard. Los demás servicios son muy similares a los que ya conocemos en nuestros países: tiendas, correos, transportes, teléfonos, alquileres, restaurantes...
- Prueba todo lo que puedas, en cuestión de comida y vinos los tienen muy buenos, y puedes decantarte entre la originalidad de sus productos o la calidad de su cocina internacional. Pero para una vez que vas...
Tienes más información online en las webs de viajes, son muchas ya las que incorporan viajes a las antípodas, pero échale un vistazo también a la web oficial de Turismo de Australia.